Por Gabriel Dancygier*
El otro día conversando con una paciente, coincidimos en que cuesta encontrar en la literatura latina referentes actuales potentes. He tomado la precaución de decir esto sin nervio en las palabras, ni de criticar aquello de lo que disponemos y sí de dar mi punto de vista como amante de las letras.
Borges había dicho que no debíamos centrarnos en el tecnicismo, en el recurso de la palabra y quizás el mismo quedó atrapado, en ese recurso. Pero siendo uno solo y muy bueno, está bien. Sus cuentos no son sensibles aunque él si lo sea. Se observa en las entrevistas. Sale la sensibilidad en sus letras pero careció de historias para contar que le sean cercanas. Y decía amar a Inglaterra pero su prosa se parece a la fantástica española, de Unamuno, Torrente Ballester y muchos de la época de oro.
Pero la literatura actual siguió el curso de Inglaterra y Estados Unidos principalmente, sin que nosotros miremos de reojo sus avances, de su prosa vertical, astuta, a veces errática, inteligentísima, llena de la acumulación de una cultura estadística y propia, sin tener que recurrir a sus muertos para apoyarse en ellos, como a veces nos sucede al copiarlos.
Noto en los jóvenes, que escriben poesías con el diccionario al lado... no se los puede seguir, palabras en desuso absoluto. Y en las novelas abusamos de la frase y algunos cuentan historias anacrónicas en ritmo e interés. O se habla con palabras soeces cuando no viene al caso y se juega al atrevimiento. Sin dudas nos falta guión. Creatividad no intuitiva y sí planificada.
Cuesta encontrar una sola novela de gran jerarquía en todo Sudamérica y en la España de los “Jóvenes” se encuentra a Chirbes, pero no descubrí demasiado más cuando solo en Inglaterra hay más de veinte excelentes. Europa también apuesta a veces a la prosa apretada de Amis, y Beigbeguer pero creo que lo hacen sin saltarse lo contenidos, y utilizan los recursos de la prosa pero también los de una psicología, un guión, conocimientos sociológicos que naturalmente han mejorado y contribuye a la historia. Saer es una gran técnico pero hacia donde apunta? Y el laureado Forwil? Son genios de las palabras, pero ella está obligada a ser un instrumento para la emoción, la fantasía, y el mejoramiento espiritual.
Al menos, en El amor en los tiempos de cólera se descubre una sensibilidad llevada por un guion planificado, verdadero. Creo que no podemos agarrarnos de nuestras guerras militares y grupos activistas porque eso sencillamente esta en google. Y además elegir nuestros protagonistas de acuerdo a buenos y malos es irrevocablemente aburrido. Creo que debe haber talentos que no salen a luz, y es un desperdicio que en Letras no salgan escritores y sólo profesores y críticos. No tienen taller de literatura. Es descriptivo ¿No?
Espero que estas líneas sean leídas como una reflexión aguda que también me incluye y me preocupa, y podamos contar historias buenas, pudiendo pulir nuestra prosa, por supuesto, cada cual a su ritmo pero sin refugiarnos en ella, no somos sus vasallos, no somos culpables de no escribir como Sarmiento, hablamos con un tercio de las palabras de ellos, pero entendemos muchas cosas de psicología, vínculos, vemos mucho cine y mejor. Creo que estamos a tiempo de cambiar y como siempre conviene no conformarnos.
*Psicólogo y escritor.