Desde la esquina,
observo la casa y es otro tiempo.
Veinte años sin regresar,
sin entrar en sus historias,
en las que yo era parte de esas paredes,
de esa geometría espiritual,
Mi madre desde la cocina,
ofrecia su amor con los aromas,
el cobijó de las comidas,
la cena familiar,
la noche...
ella era el sector sagrado del día,
y yo un joven ignorante,
solo buscaba en los conocimientos todo
mientras no explicaran nada de mí,
más que el anhelo de ser y existir
en algun lugar de la adultez.
Esos tiempos habrán sido maravillosos,
pero... ¿por qué?
En qué momento disitnguía yo la felicidad
en aquel presente,
y ahora a metros de aquel tiempo
que parece de otro o de otros,
y sin embargo es mi vida,
mi ser,
la manera de entender mi mundo,
desde las sensaciones,
el tiempo,
el tiempo nostalgico,
es el de siempre,
Aquellos niños están ahora creando sus melancolias.
Quizas fue solo tiempo,
una infancia,
quizas eso sea la vida mirada desde afuera,
desde donde ya no se puede vivirla,
la ingrávida soledad con la que nuestros fantasmas,
los muertos,
exigen volver a este presente,
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