domingo, 2 de febrero de 2014

Lo hermoso y la nada. Novela sobre las prisiones y la vida después.


      De acuerdo al temperamento atribulado de su madre y a su manera compungida de comprenderel mundo, prefiriéndolo predecible y plano, aun a pesar de aburrirse y dejar toda búsqueda que haga a las cosas valer en su riesgo, era de esperar que todo lo de su hijo le resulte un absurdo. Ella pertenece a las personas que creen que existen muchas cosas que son inexplicables. La mujer tal como era no podía estar conforme ni entender  como su hijo se  enamoró de una mujer así: manipuladora, seductora y oscura en sus intenciones, siempre  muy al tanto de lo que le sirve, egoístamente retórica… No pudo entender los arriesgados caprichos de la posesión de un alma inquieta como había sido la de su hijo, conduciendo  sus necesidades de amar a senderos tan angostos y sin final. Pero no es solo que no estaba de acuerdo, era algo más básico y precario: no podía entenderlo ni aunque se esforzara. Al punto de pensar que en verdad su hijo ni  amaba a esa mujer y fue suicidamente  fiel a un capricho  para poner  su vida a disposición de lo que sea solo porque sí. Es decir la pobre no entendía nada de todo eso. No podía  explicarse  cómo llegó a establecer una conexión tan posesiva, que los celos lo hagan morder el absurdo  hasta quedar atrapado  por alguien tan desechable como era esa mujer para ella. En verdad a cualquier madre le podría sucederé algo similar, o es que las mujeres buscan en el amor una variedad de cosas pero nunca la intranquilidad. Siempre se lo hizo saber  a Federico… incluso con reproches que en un momento prefirió ya no escuchar, y para esas épocas eludía su casa, o llegaba unas horas antes del amanecer. 

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