miércoles, 27 de noviembre de 2013

La madre... Poesía.

¿Por qué una madre no puede sufrir frente a su recien nacido?
Esa fantastica pieza humana 
es parte de los albures de todo hombre y toda mujer, 
sabrá enseguida que su realidad es otra, 
ya no sera la misma, 
tiene en sus brazos un niño, 
con un nombre pero sin un destino, 
cuánto tendra que ver ella en que no sufra, 
cuál sera la tragedia que lo eludirá o puede que no, 
cómo se agarra algo tan pequeño, 
es... segun dicen el instinto, 
pero es una mujer,  
y piensa demasiado. 
Es sencillamente una madre 
obligada a salir al enorme escenario 
donde voces ancestrales y otras cercanas 
le dicen 
acá estas... 
parada frente a la maternidad. 
Y eso es estar sola. 




sábado, 23 de noviembre de 2013

Los culpables


Hablaban tanto que entendí que no debía  estar funcionando todo tan bien. Luego, cuando ella se dirigió al baño, mi amigo me confesó que el viaje los tuvo muy unidos pero que ella lloraba mucho, y que todo lo bello que les sucedía se trasladaba a su inverso, cada alegría les resultaba antigua y de un tiempo perdido, el presente se les hacía pasado a un ritmo doloroso. Ella rehusó entrar a un cementerio que se visita de noche y de muchas cosas no podían ni hablar. Luego fuimos los tres a cenar y fue allí donde me preguntó cuáles eran sus posibilidades, y yo observaba como restregaba sus delicados dedos, impaciente y asustada. Los dos quedaron en silencio esperando una respuesta, si bien yo no conozco tanto la especialidad, estuve siempre en contacto con su situación médica. Entonces les pregunte mirando a Pablo que creían ellos… y ella se adelantó y dijo, las posibilidades son mitad y mitad, lo mismo de vida lo mismo de muerte. Le observé los ojos y por primera vez me dejé llevar por una presunción sobrenatural. No observé la muerte en sus pupilas… Entonces fue que les dije, hay mucha vida, mucho más que la mitad, la medicina es la mitad y la otra es la inmensa unión que hay entre ustedes. Estén tristes y estén felices pero siempre juntos. Me avergoncé porque esa no era una manera natural de hablar para mí, no estaba acostumbrado ni siquiera a los sentimentalismos necesarios.
En cualquier momento de mi vida me hubiera despreciado por caer en frases tan ingenuas y engañosas… pero a pesar de ser poco fiables, aun así sean verdad o se conviertan en verdad… Yo quería decirles eso… es necesario ser cuerpo de la tragedia ajena. No, no estoy diciendo bien, ellos no son en nada ajenos, pertenecen a la parte bella de mi pequeño mundo.



miércoles, 13 de noviembre de 2013

novela " Los culpables" Párrafo sobre las cavilaciones de un hombre algo culpable....


Cuando le conté a Paulo sobre mi encuentro con Ingrid, me abrazó nuevamente pero más emocionado… teme por la salud de su esposa y permanece siempre al borde del llanto, estuve a punto de decirle la verdad sobre la edad de Ingrid pero no… necesitaba antes crear un clima de confesión… no me siento culpable por mí, pero le temo a los ojos de los otros… Sí, es eso… sostener la mirada. De todas formas, es importante que Paulo me apoye… más, incluso que mi psiquiatra que ni me felicito, debe ser que está prohibido mostrar alegría por un paciente o que la prudencia lo obliga a estar pendientes de la suerte que puede cambiar a cada rato sobre todo si más se vive. Presiento que debe pensar: por qué no consigo una mujer de treinta y cinco años o cuarenta, pero en su pensamiento que comienzo a adivinar sofisticado pero básico, debe creer que el amor se inventa, se busca por catálogo, no piensa en las posibilidades reales de un persona, de enamorarse dentro del azar… búsquese una de cuarenta diría… y yo le preguntaría y hasta encontrarla… y que haré con Ingrid… no sabrá que decirme… no lo debe tener pensado…. Su imaginación solo llega hasta: Búsquese una menos joven… eso puede colarse entre doscientos libros de psicoterapia y psiquiatría para revelar el mal uso de los cien mil millones de neuronas ayudadas por la serpentina de corteza, ayudados por  la pereza que adopta la gran forma de la estupidez rotunda y evitable.  Esto no pasó, pero quisiera ponerlo a prueba, después de todo, un profesional debiera poder ayudarme. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

La infancia de mi padre. Poesía.

se decidio por fin a leerla, 
en la áspera y contundente voz, 
emocionada, 
contaba su infancia,
con trazos reales, 
empujando las oraciones con su recuerdo, 
y su amor, 
en la unica infancia que todos tienen, 
es un lugar solo propio, 
axiomático, 
benditamente incuestionable 
donde no hay más que reconocer el destino, 
Mi padre emocionado leía frente a mi silencio calmo,
y repasaba el tiempo en que las cosas son todo, 
y se las venera como la religión, 
la aceptacion de los niños a la forma
de felicidad que les toque, 
es imposible saber cuanto mi padre fue feliz 
entre esos recuerdos, 
pero es acaso una medida por la que un niño vive, 
o solo le importa meterse dentro de su mundo, 
y aprender a supervivir mientras se hace, 
pero fue algo duro para él, 
su llanto freno su lectura de recuerdos y de anecdotas 
que lo ataban a aquello que 
es adorado, 
y se decidio por fin 
a que yo termine de leerla. 

Los culpables. Nueva novela. (pequeño fragmento)


La madre de Ingrid volvió a contravenir las leyes de la maternidad, cuando con su voz envolvente, sugestiva, intentando una complicidad oscura, pronunció mi nombre y mi apellido del otro lado del teléfono. Seguramente, y me odiosamente me reconforta decirlo, su anhelo de atraer a cientos de hombres y mujeres, no se vieron concretados de acuerdo a los vanos intentos que había realizado con su carácter ineficaz. Quería brillar, relucir… reinar sobre las personas y para su letal contrapunto no consiguió ni siquiera desembarazarse de esa caricatura que se dibuja por debajo de su piel tersa. Intentaba con su tono crear una confiabilidad, actuando a que Ingrid estuviera cerca de ella y no debiera escucharla. Mintió descaradamente, cuando delató que Ingrid ingería pastillas para no comer y que desde niña siempre le preguntaba qué sentido tiene vivir si todo era tan triste. Podría frenarse pero anestesiada a la vergüenza, anacrónicamente seductora, se derrumbaba  en el charco de su fragilidad. Detenerse en algún silencio es para alguien así  pisar el  futuro oscuro. A pesar, de saber que lo que dice no llega, entonces redobla la apuesta y ahora preocupada dice que teme por Ingrid, que hay asuntos que yo no conozco, pero ni pregunto, luego se martiriza y habla de su propia infancia, y sus victimarios, pero ahora es solo una táctica y no siento pena, me doy cuenta que estoy vengando a Ingrid, o puede que también sea mi desdeñoso modo  frente a las miserias del espíritu. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Parrafo "Los culpables" Nuevamente el problema de las edades, pero no le di las caracteristicas patologicas de Lolita.


Aquél sábado en el cine, la media tarde ya se vivía con los augurios  del amor declarado y recíproco. Entre todas mis dudas le hablé escuetamente de mis sentimientos, con un tonalidad que se desprendió tímido y dulce. Ingrid  dejó el histrionismo de su naturaleza juvenil, y bajó la cabeza llevada por la importancia del momento y apenas pudo sonreírme, entonces tapó su rostro con mi hombro cuando se levantó para abrazarme, mientras mis ojos reposaban en un anciano hermoso. Allí empezó. Creo que percibí ciertos problemas en todo aquello, en el medio del cine todavía con la luces encendidas, porque decidí instantáneamente  no esperar al final de la película para declarar mis sentimientos… como todo hombre enamorado siempre abandona su plan… los pasos…  Pero decía que por primera vez en muchísimo tiempo o puede que sea la única, sentía que mi vida se abría a lo ancho y el final resultaba en un infinito de paz y conformidad. Era ese abrazo mi destino, porque sonrió de nuevo y entendí que no la agobiaba la natural rareza de todo aquello. Al final de aquella tarde, donde luego caminamos de la mano por una calle que encendía sus luces y todo ese brillo hacía que la alegría también estuviese afuera, en el medio de una conversación interrumpida de risas y miradas en las que nos relajábamos, fue que me enteré su edad. Dieciocho años. Era la menor edad  que esperaba, me había convencido que podría tener al menos veinte…
En un momento reconocí una calle solitaria y nos lleve hacia ella para aplacar mi vergüenza. Era igual mágica… sentí al amor venciendo felizmente todos los impedimentos…

Ahora en mi casa la esperó, para seguir con las clases… eso decidimos… Sí, me siento ansioso, incómodo dentro del tiempo, él es lento y de repente se acelera, también quiero quedarme en el presente, a él lo conozco. Cuando pasan  veinte horas sin señales de ella temo que se arrepienta y no pueda con nuestra aventura amorosa. A un hombre que ya ha vivido, lo bueno y lo malo,  le sucede a menudo que siente que se encuentra en la etapa frágil de la alegría.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Párrafo sobre el amor y la timidez, El miedo. "El escritor y la mujer francesa"

También había  pensado en la lluvia cuando reposaba junto al cuerpo dormido de Jacqueline, una de esas pocas noches, en la refulgente penumbra que se movía con los azares de los colores exteriores, de los semáforos, de los neones,  en que la noche era para mí un inmenso mundo que casi no merecía. Imaginaba que llovía en ese silencio que me envolvía por primera vez sin sentirme  solo cerca  de una mujer, y me resistía a dormir porque los pensamientos eran cada vez mejores, era el primer amor o siempre los amores son inéditos. Cuando uno lo descubre siente que lo conoce de toda la vida, la naturalidad de lo bello...  Tanto tiempo me acostumbre a sentir que no  merezco la felicidad o nunca lo pensé lo suficiente, por eso aquellas felices sensaciones en mi cuerpo, en el aire quieto de nuestros reposos, me resultaban un hermoso mundo que a veces no era mío. Los frágiles merecimientos de los cobardes. No, no debo ser tan duro, siempre luche contra mis miedos, y esa noche después de todo estaba allí con ella.  Todo el tiempo, hasta que me quede dormido,  intentaba descubrir dónde estaba la mentira de todo aquello, pero no… efectivamente era así, a la semana de regresar a Buenos Aires llegaron los primeros correos electrónicos de Jacqueline. Esas palabras…podían ser  almibaradas, juveniles,  pero no mentían, y eran tan bellas... Descubrí que el amor solo se crea a base de exageraciones porque  la unión entre las personas no es tan firme al principio, y la exacerbación de lo que se siente crea el ciclo donde el otro se atreve a más, y así con el uso de las palabras y de las miradas y de los cuerpos las personas se predisponen o al menos asumen con confianza el gran riesgo que todavía no ven, porque cualquier asunto que sea muy importante para una persona puede ser también su perdición.