Miró de nuevo las flores de
Juan y escucho la ternura entre ellos…
Qué valor tienen los sonidos de las palabra bellas... Entonces pensó lo
siguiente: Un hombre compra una rosa roja para su mujer con la que está casado
hace veinte años, lo hace con alegría pero no con el entusiasmo de los primeros tiempos. La mujer la recibe y
alegre le pregunta si él la quiere igual que antes, él con una sonrisa inmensa
y cordial le responde que sí, que cada día está más enamorado. Se abrazan. El
sonido de la breve conversación queda entre ellos y los dos saben que eso no es
exactamente verdad, pero ni se dan cuenta, o ni les importa, mientras todo eso
sucede el amor se sigue creando y de esa forma las personas llevan adelante un motivo y una
existencia.
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