A veces tengo miedo.
Este es el comienzo de un amor,
y el contorno de aquella,
tarde entre las penumbras...
de tu cuerpo,
de todo lo que eres,
me asustó...
Es cierto que puede doler la belleza,
si tiende a ser de uno,
porque en un sentido no lo es,
o puede,
que en varios,
el amor sorpresivo y brusco,
como el de siempre,
obliga a tener la cabeza muy en orden,
es una gran tarea,
así,
tan claro,
como cualquier acto trascendente.
Me asustará también un quirófano,
las muertes de mis padres,
la extraña finitud,
la mia,
Puede que haya de poner muy en orden los pensamientos,
para no establecer
una horrible continuidad,
entre el amor perdido...
y las horribles profesias...
Ellas...
hacen que los sufrimientos cotidianos
se llenen
de un dolor indecible.
O puede que el amor,
virulento,
sea...
mucho para mí.
Gabriel Dancygier
lunes, 29 de julio de 2013
sábado, 27 de julio de 2013
Una mujer demasiado joven... Poesía.
Sí, que existen los amores raros,
pero como saber,
reconocer,
el tranquilo descanso de un alma...
Combinaciones,
repletas de contrasentidos,
a fuerza de encontrar amor o sus derivados,
la negligente fuerza por encontrar conpañia feliz,
o quien sabe,
eso puede resultar todo para muchos,
Yo,
he tenido un amor raro,
pero era al fin,
amor...
hay... la diferencia de edad,
y sus ecos.
las miradas crueles,
impiadosas,
de sentencias desconocidas,
detrás,
fuera de la orbita de hipocrecia,
no, nada es facil...
necesitaba convertir en posible nuestro amor,
nivelar las edades,
jugaba con los números,
subía el de ella cinco años
pero no alcanzaba...
y así,
a cada rato,
envejecía.
pero como saber,
reconocer,
el tranquilo descanso de un alma...
Combinaciones,
repletas de contrasentidos,
a fuerza de encontrar amor o sus derivados,
la negligente fuerza por encontrar conpañia feliz,
o quien sabe,
eso puede resultar todo para muchos,
Yo,
he tenido un amor raro,
pero era al fin,
amor...
hay... la diferencia de edad,
y sus ecos.
las miradas crueles,
impiadosas,
de sentencias desconocidas,
detrás,
fuera de la orbita de hipocrecia,
no, nada es facil...
necesitaba convertir en posible nuestro amor,
nivelar las edades,
jugaba con los números,
subía el de ella cinco años
pero no alcanzaba...
y así,
a cada rato,
envejecía.
viernes, 26 de julio de 2013
Violencia: Breve relato de "La mujer del prójimo".
Después de un episodio de violencia,
incluso aunque se justifique por la dinámica de los hechos, una persona que
normalmente no es agresiva se ve a sí misma en infracción, una culpa rara que lo definiría como un hombre que no puede controlarse, o
sencillamente el hecho de volver a pensar en esas visiones violentas contra
otra persona, y si bien esa noche se durmió fácil, se despertó asustado a las dos horas, y estuvo
inquieto una hora en su cama revuelta. Pero al fin se durmió y luego otra vez la mañana, otra mañana, siempre eran un estorbo. Y volvió sobre él episodio. Nunca hubiese sospechado que tan presionado podía sentirse, para hacer
algo así, él sabe bien que no fue el miedo tal como comentaron los policías el
que activo tanta furia, para que derrame
ese odio sobre ese cuerpo ya vencido sobre el
pavimento. Cuanta crueldad le traía el desamor…. que oscuro asunto era ese amor
enquistado en su cuerpo amortajado.
miércoles, 24 de julio de 2013
El muro. Poesia en que el amor duele.
Eran tiempos de rutinas plácidas,
confortables,
continuadas de placeres suaves...
La felicidad en linea apacible.
El amor...
allí toda la vida parecia preparada,
y los miedos,
El permanente conocimiento de la mortalidad
se disolvían en la suave caricias de las sábanas compartidas, y
vos eras casa vez más yo.
Donde los azarosos fantasmas de los sueños,
se vencían una y otra vez
en abrazos y consuelos...
pero aun no entiendo,
que enfermedad se incubaba entre nosotros,
yo no lo sabía,
vivía cotideanamente.
Lejos de las preocupaciones permanentes de calcular el amor.
Fue tan rápida la caida
que en ese espiral ya no tuve fuerzas para esperar,
el gran murro se abrío entre nosotros,
no era el desamor,
sino el grave espesor del miedo,
y la prudencia del dolor,
A veces no se sabe que sentir
cuando dos personas que no pueden arreglar algo,
confundidas, abrumadas de sensaciones...
quizas sea el amor,
su caída,
o que no hemos sabido llevar nuestra felicidad,
cuidarla,
enderezarla,
como debe ser cualquier tarea importante,
un destino.
recien hoy luego de mucho tiempo,
ese abstracto muro de imposibilidad
ya no existe,
pero la realidad,
las circunstancias...
pueden ser definitorias,
hoy ya extraño con calma la primer parte de nuestro amor.
Y a veces pienso en la parte triste de los dias dificiles,
si en está... o en otra vida,
Podré completar el amor que comenzaba a darte....
Gabriel Dancygier
confortables,
continuadas de placeres suaves...
La felicidad en linea apacible.
El amor...
allí toda la vida parecia preparada,
y los miedos,
El permanente conocimiento de la mortalidad
se disolvían en la suave caricias de las sábanas compartidas, y
vos eras casa vez más yo.
Donde los azarosos fantasmas de los sueños,
se vencían una y otra vez
en abrazos y consuelos...
pero aun no entiendo,
que enfermedad se incubaba entre nosotros,
yo no lo sabía,
vivía cotideanamente.
Lejos de las preocupaciones permanentes de calcular el amor.
Fue tan rápida la caida
que en ese espiral ya no tuve fuerzas para esperar,
el gran murro se abrío entre nosotros,
no era el desamor,
sino el grave espesor del miedo,
y la prudencia del dolor,
A veces no se sabe que sentir
cuando dos personas que no pueden arreglar algo,
confundidas, abrumadas de sensaciones...
quizas sea el amor,
su caída,
o que no hemos sabido llevar nuestra felicidad,
cuidarla,
enderezarla,
como debe ser cualquier tarea importante,
un destino.
recien hoy luego de mucho tiempo,
ese abstracto muro de imposibilidad
ya no existe,
pero la realidad,
las circunstancias...
pueden ser definitorias,
hoy ya extraño con calma la primer parte de nuestro amor.
Y a veces pienso en la parte triste de los dias dificiles,
si en está... o en otra vida,
Podré completar el amor que comenzaba a darte....
Gabriel Dancygier
Escaleras transparentes. Poesía:
Una dama
especial,
calculada…
oscura pero
plácida
a la que siempre veía pasar mientras crecía,
entraba luego
a una iglesia,
imaginaba sus
rezos,
sus dolores
pero nunca
detecte el corazón de mi intriga,
¿qué escaleras
subía en el ascenso su alma?
Imaginaba el
eterno rostro barbudo de dios,
y ella se
hacía oscura
entonces… me preguntaba.
¿Qué es una bella
dama subiendo por escaleras invisibles hasta dios?
y fantaseé
culpablemente con sus pecados…
para luego
respetar esa intriga,
cada vez más
triste,
y no me animé
a acercarme cuando lloraba en el torcido banco de la plaza,
yo era tan
joven y todo me era tan lejano,
inaccesible,
y ella era
magnifica,
seguía siempre
siendo la dama,
era la mujer
sin cuerpo,
todas la
mujeres que me amaron,
mis distintas
madres, mis abuelas,
los juguetones
retos de mis hermanas,
en ella, la
mujer que sube por escaleras transparentes,
adquirían la forma de la leyenda
y el amor
mudo.
martes, 23 de julio de 2013
El amor con los años... capitulo 7 de Amor no tan líquido.
El romanticismo con los años.
El
enamoramiento, esa fuerza que propulsa el énfasis en vivir en términos de todo
o nada, tan linda o tan desgraciada, que
hace al ser humano ser lo mejor o a veces lo peor, su más desgraciada
caricatura; tiende a amenguar con el tiempo para conseguir la tranquilidad del
amor, y aparece la posibilidad de armar una vida diversa y tranquilla, de una
sencillez llevable y grata. Pero al amor,
a diferencia de ese conato de frescura y explosión en que los tiempos de las
primeras pasiones se inventan solos, requiere de otros atributos que obliga a
las personas a crear, a construir, a
mejorar. Allí se revela nuestra personalidad, lo que hicimos con nuestra
biografía, lo que podemos dar y conseguir. Pero para tolerar naturalmente la
disminución de las intensidades, aquí cuenta todo, debemos tener en
consideración los valores y nuestra idea de sentido, es decir, confiar en el bienestar de lo correcto y considerar el
valor de lo importante y no dejar de observar esa lucecita con que el propósito
nos atrae hacia él, para armar el futuro en el que se desarrolla todo lo nuestro. Es decir
la felicidad: por acumulación de pequeños momentos y la tranquilidad de
sentirnos conformes considerando nuestra vida en una perspectiva amplia, por
encima de la intensidad de lo transitorio. De todas maneras, es una buena idea
que además del amor –desear el bien del otro y cuidar de esa persona- se
continué ornamentando el romanticismo, es decir la dulzura y el cariño,
expresados en la forma del encanto delicado y suave del amor.
En general por el uso coloquial de las
palabras, nos escuchamos hablando cada vez peor, con mayor cantidad de palabras
inventadas y salteando o perdiendo el sentido integral de lo que queremos decir
y esto es un estorbo para la textura y lo agradable de cualquier conversación o
hasta de una frase. Nada se parece a un cumplido. Me refiero a que torpemente
se deja de lado, la obligación de crear
el romanticismo. Por la rutina, la
costumbre y el exceso deformante de la
confianza, la acumulación de familiaridad ocasiona que de a poco las personas
se expresen entre sí, como si ya no hiciera falta seguir agrandando o se olvida que debemos encomendarnos en que
la persona que queremos siga creyéndose
especial y valorada románticamente.
Entonces,
se deben crear hábitos por el cual la modalidad de la conversación y las formas
del intercambio propongan una forma dulcificada que refuerce la confianza en el
amor y en la elección ya realizada. Definitivamente en una relación de pareja
–ni después de treinta años- se debe usar el lenguaje que se emplea con los demás en el intercambio dialogado. No hay
lugar para hablar con malas palabras sacrificando las formas, para hacer
payasadas ridículas que nunca se harían en una primera cita… En definitiva
perder la línea y caer en las peores formas de lo tosco para descubrir que ni
uno podría gustar de sí mismo, si se
observara en el espejo. Estar atento a lo que el otro necesita como
demostración de cariño es muy conveniente, comprar flores, inventar un sobrenombre
singular y que les guste a los dos, ir
los sábados a una confitería linda, salir a bailar como en los viejos tiempos,
decirle que le queda bien la ropa. Por supuesto que esto es de alguna manera
algo creado pero… quien se resiste al placer de las palabras bellas y las
miradas nobles. En una novela que escribí hice mención de una situación natural
sobre una pareja que llevan muchos años juntos, y creo que puede resultar simbólico y explicativo de una
verdad agradable:
Un
hombre se decide y le compra flores a su mujer, claro que no con las
expectativas de las primeras veces pero
igual visualiza la sonrisa de ella al recibirlas. Y por eso siente una suave
alegría en su cuerpo. Cuando se las ofrece ella se alegra y le pregunta si la
quiere igual que en los viejos tiempos. El hombre duplicando la apuesta responde que cada día está más enamorado.
Tiene la inexactitud de todo halago. Es probable que esa palabras no sean
estrictamente verdaderas, pero ¡a quién le importa…! se abrazan confiados,
mientras con esa humanidad y ese cariño
siguen creando el amor que ya tienen.
Otro
mal uso de la confianza lo observo en la exteriorización crónica del atractivo
de otros hombres o de otras mujeres en la calle o de personas que aparecen en televisión. Esto
obedece a un bruto manejo de la confianza, en que se toma a la relación como un
lugar de entrecasa, demasiado doméstico, donde no se deben guardar las formas.
El romanticismo consigue su esencia a través de las formas y esto debe
asumirse, no sirve decir no es nada, vos sabes que te prefiero a vos… el ingrato
efecto de las palabras toscas, en ese declive que siempre es la seguridad
excesiva, en que aparece la puerilidad de las acciones… hasta el mejor puede convertirse en el más precario.
También
he escuchado quejas en torno a infantilizar la conversación y el vínculo. Entre
ellas rebotan vergonzosamente: utilizar modismos y tonos como los de un bebé,
deformar palabras, mostrarse definitivamente indefenso sin estarlo, darse
golpes tontos como si fuesen hermanos, risotadas horrendas.
Olvidando
siempre que el amor en su aspecto romántico y agradable incluye gustar. Sigue por siempre como una
noble tarea que levanta nuestro mentón. El del estilo. Por supuesto, que uno
debe sentirse autentico en las relaciones, pero acaso una persona se siente
bien si a los treinta años habla como bebe, si de diez palabras dos son
palabras soases y tres inexistentes, sí descuida las formas que tiene para el
otro, si se siente un ser ordinario y abusivo, si no consigue hacer pequeñeces que
están a su alcance para dar alegría a su hogar y a sus seres amados.
Estos
descuidos nos suceden a todos y es en parte por la seguridad que genera el amor
en el cobijo y la aceptación que tenemos
de otro ser humano, pero debiéramos tomar esa hermosa circunstancia para crecer como
personas en nuestro modo singular y en lo que parecemos. Después de todo uno es
entre otros aspectos, también lo que de sí se observa.
domingo, 21 de julio de 2013
"La cuidaba como a un flor que fue hermosa y seca" fragmento pequeño de " Dioses negros"
Porque
Roberto la cuidaba como a una flor que fue hermosa y seca, y la seguía viendo hermosa pero de una manera
distinta, podría ser el contacto profundísimo con lo que existía adentro de
ella, esa parte que se encuentra atrás del corazón o más adentro… eran los potentes restos de un amor torcido, la nostalgia
interminable de lo irreversible. Intentaba acariciarle la cara o taparla con
las sabanas y ella agradecía ese amor, con la deteriorada sonrisa de los que ya
presienten su muerte y delicadamente la
aceptaron y se convertía en una mujer más dócil aun. Ese raro amor por aquella mujer débil,
espiritualmente apagada por una enfermedad mental y ahora arrastrando su
cuerpo terminado y blando, le traía una
inmensa ola de dolor, una noble tristeza
que jamás hubiese creído que existiría en él de una manera tan exultante. Su
esposa fue siempre una mujer frágil por esa desgraciada constitución psicológica la quería cada vez más aunque no viviese con
ella y seguro que también porque se estaba muriendo. Casi flameando sobre la cama
la mujer había llegado al colmo de la delgadez,
de la que salían moribundos unos ojos enormes entre los huesos de un
rostro totalmente querido. Era extraño… cuando más adelgazaba más hermosa le
resultaba la fantasía de abrazarla y
llevarla por los aires para vivir las últimas noches juntos. Cuando peor la
notaba más prefería su muerte y en ese
momento debía esconderse donde pudiese solitariamente llorar. El amor convierte
la repulsión en dulzura, en suave e
infinita unión, aunque de a momentos todo era desesperación y odio. La buena cara de los cercanos, de los
familiares… creaba una sensación de pena para luego terminar en intimidad.
Gabriel DAncygier
Gabriel DAncygier
Ya no confía en la razon de sus actos, los sinsentidos... " Dioses negros"
Otra
vez había traicionado a una esposa y
esta vez casi no había reparado en eso o lo había considerado con una ligera
recriminación plana y carente de emociones, sin entender el fundamento que lo
llevó por los pasillos de mortecina y entristecida luminosidad, cuando la noche anterior, caminaba detrás de Irene, apenas una desconocida, alegre y de
ágil conversación con quien se enredó sin motivos felices en su habitación,
salteando el anhelo de los actos, y el efecto de los mismos, donde según él
mismo, debieran palparse los relieves de la conducta en que se comprueba el paso relevante por el mundo y por eso se hace.
No podría explicar que manubrio enajenador lo llevaba a los actos imprudentes o insulsos
perdiéndose en la tan odiada por él… liviandad de las decisiones. Un ser al que
lo llevan… no, no son ellos… no son impulsos, ni siquiera registraba algún efluvio de erotismo antes de
enroscarse con aquella mujer, era un
simple llevarse, una fragilidad rara que no afectaba su moral pero si su
carácter, y por eso temía estar ablandándose cada vez peor.
En
su primer matrimonio se esforzó cuanto
pudo y más también. Su mujer convalecía en aletargadas depresiones y tras largas
temporadas en la cama, de pronto se levantaba para sentarse en el mismo sillón forzando una
derramada sonrisa ante la mirada de su familia, quizás solo lo hacía porque en
esos días podía ser noble. Cuando se sentía mejor regaba las plantas de la casa y hasta cantaba,
y Roberto renacía con el olor de la tierra levantada y la voz querida que
avanzaba por los pliegues de la casa como una melodía festejada en la infancia.
Verla contenta era más que recuperar la alegría del hogar, o la posibilidad de
una intimidad renacida y ardiente. Era algo más potente todavía: significaba
ser feliz a través de ella.
sábado, 20 de julio de 2013
ruptura de relacion amorosa . Capítulo 10 de Amor no tan líquido
Final
de una relación y final del ensayo…
Si
bien el libro no fue creado para hablar de los finales de las relaciones quiero
referirme a través de algunas ideas. Quizás
cuesta entender por la tenaz influencia de los parámetros sociales y también a
partir de la fuerte tradición con el que las personas han sido educadas, además del anhelo individual de satisfacerse
existencialmente al intentar trazar una
vida estable y sin fisuras, que de todas maneras una relación en la que se amo,
bien o no tanto, constituyen un logro y una gran victoria en el corazón de un
hombre y una definición más en su identidad. El dolor de los finales tiene gran parte de su epicentro en la importancia
de lo vivido trascendentalmente y cargado de sentido emocional. Se puede
conseguir el amor por un largo tiempo y no construir una familia y aun así una
persona puede sentirse conforme, porque su interior puede sentir plenitudes aun
sin satisfacer ese ente difuso y a menudo acuciante que es la expectativa
social, a veces con sus precarios y crueles comentarios que no llaman a ninguna gran reflexión ni abren ningún
horizonte diáfano para el alma humana y su conciencia. No llevan al futuro.
Comentario personal y sintetico sobre el arte.
Las elites, los lugares donde el arte se concentra creando un sofisticada forma de escondite, el lugar donde todos pretenden un lugar afuera de la sociedad, el desprecio de lo común, para llegar a la antitesis de su fundamento, aquel motivo por el que hombres y mujeres quieren sentir, felicitarse.... es el arte un lugar adentro de las cosas y no para separar en categorias y en privilegios que sumergen a cualquiera en un soledad mala...
Amor y vacío. Pequeño párrafo, " La mujer del prójimo "
De
qué podía servirle ese confort de sillones en capitoné, escoltado por paredes
de exquisitos empapelados, o las de mas
allá con otros tonos aclimatados, para darle a su casa la suficiente alegría y
no más, ajustándose al placer de lo armonioso, para que además de alegre el
hogar sea también la muestra de lo
equilibrado y la armonía con los que las personas que conocen lo bello deciden vivir.
Para que la existencia sea menos dura al menos en esos espacios en que el
dinero es un aliado imaginado que protege a la mente de otros miedos,
atenazándose al presente de lo material y sus promesas y las primeras imágenes
del día. Pero ahora ¿de qué le servirían los números de sus ganancias?, siempre
en ascenso como un juego excitante y entretenido, como el de los niños que al
rato olvidan, porque lo trascendente para ellos también es al amor y ser
mejores hijos y alumnos, para crecer en su infinita infancia. ¿De qué le serviría
su rostro?, grave e inteligente donde su
cabellera rotunda era la señal de su entereza estética y que los años lo
afectaban lo suficiente poco, o el hecho de agradar a las mujeres, si desde ese
momento su mirada se hizo lineal y el transcurso del tiempo tendría un espesor
amargo en el que la espera no tiene ni siquiera las treguas de las esperanzas,
con sus emociones y las exiguas caminatas nocturnas en donde se intenta al
menos algo: la protección de la ilusión. Pero Ricardo ya sabía que el tiempo
con todos sus placeres pequeños y seguros, ya no sería para el más que un
estorbo. Un residuo de ruidos sin descansos, la angustia de vivir viendo el agujero de los demás días, la
grieta del sábado y la planicie del domingo y de los relojes inquietantes que
duelen porque no se apuran y también porque no se detienen. Y cuando se está
así se piensa en la muerte, en las visiones del final.
viernes, 19 de julio de 2013
El mar... Poesía correspondiente a otra biografia, a otro ser, a otro momento. Esto sucedio...
El mar.
Allí, de la mano,
nos envolvía su inmensidad azul,
o verde…
una gaviota recorría su tangencial calma,
ella buscaba su supervivencia
para mí era un motivo más del momento poético.
Se que allí, cientos de metros para abajo,
existe la lucha eterna de la vida,
planificada por el dios de la tierra y el agua,
por la táctica de aquellos seres,
los pequeños pactos,
los raros idiomas,
todo eso no se ve…
la calma solo se sacude en las olas
que dispersan un ruido de ruptura y de vida.
Muy lejos se encontrara otro continente,
una parte de mi mente no lo cree,
sumergida en la realidad del momento.
Seremos felices
infelices
Lucharemos con nosotros mismos,
en la difícil y delicada tarea de unir dos
almas
hermosamente.
La suave caricia de su mano no permite que sea
realista…
es nuestro futuro…
¿pero quién no le teme al futuro?
Creo que pienso de más mientras el sol
comienza su descenso en las horas bajas de la
arena
detrás, estirando nuestras sombras
nuestra humanidad se ve en el suelo.
En verdad no se cuánto piensan los otros,
ni si pienso mal…
Este momento…
¿Cómo hacerlo durar?
Adivino que como siempre es un momento más de felicidad,
hasta el próximo,
A los sesenta años ya no es bueno ser un
ilusionado.
Fantasias... dolor.... párrafo pequeño de "El escritor y la mujer francesa" Espero que lo disfruten....
Un
momento, perdido por las ráfagas que atraviesan mi memoria, un recuerdo aparece
ahora después de muchos años. Yo era un niño y estaba con mi familia en una
pequeña casa cercana a la playa, que mi padre había conseguido, en la que el
olor a arena y mar se mezclan ahora con la excitación de aquellas noches. En
esos días observaba a las muchas mujeres que frecuentaban esas playas y a veces
caminaba y las miraba – las espiaba- consiguiendo los ángulos debidos para que
esas formas me provoquen un erotismo doloroso. El sufrimiento de lo
inalcanzable. Lo que sabía que era de otros. Y la sofocante sexualidad que
nacía de mi cuerpo me molestaba. Una noche no podía conciliar el sueño y mi hinchazón no me dejaba dormir, tampoco
podía autosatisfacerme, era muy tarde o estaría demasiado pasado de aquellas
imágenes en las que tejía historias… Observaba la luz que bordeaba las
cortinas, era cada vez más intensa y avisaba sobre el amanecer inminente, una luz
que parecía temblar dentro de sí misma a medida que se afianzaba, y allí
comenzó mi cuerpo a relajarse y mi imaginación a crear las visiones del sueño.
Un ser radiante sin formas nítidas se acercaba a mí para apagar mí dolor, era
una mujer pero no se podía deducir por ninguna de sus formas, era un ángel del
amor, era erótico pero tranquilizador, y desplegaba sus alas tan cerca de mí
como si explicara algo de lo femenino y del deseo. En ese sueño todo parecía
para mí: La posesión, el placer que flota sobre el mundo, las formas
inalcanzables de las mujeres ajenas… y en esa borrosa y encantadora imagen
sentí en la brevedad de los sueños que el mundo no era un gran enemigo y que el
amor –ese amor alado o el que sea- vendría a buscarme para que mi ardiente necesidad
de morder el oro del mundo, las maravillas de las mujeres, deje por fin de
lastimarme.
La soledad, la lluvia y la intimidad.... Breve párrafo...
Los
días de mal tiempo me ponen triste, es una tristeza que conozco desde niño y
viene de manera repentina pero no afecta demasiado mis rutinas. Es esa puntada precisa procedente de una zona desconocida –no es un hecho definido ni una idea-, que solo
a veces es muy intensa pero comienza
a diluirse con las horas, hasta que luego consigo una sensibilidad
agradable, en la que me refugio en mis libros, y en la calidez de los espacios
elegidos de mi hogar, mientras la
presencia de Isabel se mueve por la casa y casi me olvido que estoy con una
mujer que me quiere de un modo extraño. ¿Qué fantasmas la aquejan o es que no
tiene ojos para mí? En algunos de esos
días feos y oscuros una nostalgia llena
de rumores asciende desde el parquet de mi estudio para culparme –no distingo
bien de qué- y sufro de la lluvia. Ella
golpea la ventana y obliga a otro tipo de vida: de susurros compartidos, en que
la melancolía es un buen motivo para
creer en dios o en las cosas sencillas, en las confesiones de los que amamos,
en sus disculpas , en donde la finitud es una gran oportunidad para aferrarnos con
nuestro cuerpo blando a ese momento espiritual. Pero nada de eso sucede cuando la tenaz angustia, en su cenit, me atrapa y empieza a encogerse mi alma
mientras el ruido permanente del agua que baja del cielo recorre el espacio que
flota sobre nuestra ciudad. Es la soledad de esa lluvia.
Suicida? Poesia....
¿Suicida?
Una mujer parece dispuesta a
terminar su vida,
el cemento frío es también parte
de la tragedia….
La muerte,
Ella es después de todo una
desconocida oscuridad
pero es eso en mi mente,
un apagón,
Pero el duro cemento…
Aquella cornisa no me animaré a
verla nunca más.
¿Evitaré recordarla?
Qué demonios oscuros sueltos de
dios,
Frecuentaron la mente de esa hermosa mujer,
de ese ser humano.
Algunas voces inoportunas
llevadas por la ignorancia
del alma,
critican la desesperación que no
ven en los ojos,
abiertos y resueltos hacía el
final,
lo último,
Alrededor
lloran la futura muerte de una persona,
el símbolo de una sociedad
imperfecta,
el gran constraste,
en que los adultos nos enseñaban
aplicados,
sus breves enciclopedias,
los intentos del amor.
Nunca un adulto podría querer
morir
ellos sabían las verdades raras
por las que vivíamos en la imaginativa
infancia
a punto de descubrir siempre algo
gracias a ellos,
y nos aterraba su mortalidad
pero ¿suicidarse?
¿Por qué?
Pregunta un niño a su madre que
mueve sus manos en la boca,
Me fui,
Recé por ella…
No pude seguir observando…
El pavimento… ¡no!
Es demasiado… es un ser….
jueves, 18 de julio de 2013
Un escritor reflexivo piensa en las grandes ideas, aquellas que no comprometen al ser.... El escritor y la mujer francesa.
....son
las grandes preocupaciones sobre los grandes temas del mundo cuando un ser
humano reconoce, al fin, que el tiempo
es algo axiológico, y aquellos grandes asuntos – a veces excusas- no explican lo que un ser humano busca de sí y
de las personas en sus vidas abreviadas; y ya no resulta una opción llenar de grandes
proezas ese gran vacío del desamor; donde cambiar el mundo –o llenarse la boca
de esos engaños- al final no es más que un diatriba ordinaria y no se ama nada.
Luego,
esa confusión… –después de esas tres horas
de alegría franca y distraída-, me atacó un ramillete de tribulaciones… era la
puntada de la realidad…comencé a sentirme inseguro y frágil y ese estado
anímico era por todo lo que se me vendría,
pero aun así extrañamente me condujo a una culpa moral –es decir, no sentía demasiado ese
remordimiento- por Nicolás, otra vez ese joven, al que rehuía todo lo posible. Recordé ese
fastidio del momento en que le explicaba algo sobre la alternancia de las
frases cortas y las largas, el remate de la oración, el cierre del párrafo. No
quería enseñarle nada. Pero ya dije, siempre me cuesta hacer lo que quiero. El
me escuchaba con sus ojos absurdamente abiertos y en una gran parodia escogió
un cuaderno de notas y escribió
condescendiente –sin sacar los ojos de los míos o de mis labios- cada una de las ideas de las que yo hablaba
improvisando, pero él quiso mostrarme que yo revelaba axiomas, verdades únicas e inéditas. Sí, esa actuación me resultó
detestable. Cómo podía ese joven ser tan irreal.
Gabriel Dancygier
miércoles, 17 de julio de 2013
Un niño vive su infancia en le medio de una madre viuda. Párrafo de La mujer del projimo
Cuando era niño miraba el reloj de cedro
con cristales biselados, era la mejor versión de un reloj de pared, se apoyaba
vertical sobre la pared del comedor, revestida en un empapelado de flores rosas
y trazos violetas, él la esperaba con
sus ojos llevados por el péndulo, aunque también seguía la ubicación de las
agujas doradas, para tener una noción del tiempo de su madre, que después de
terminar con su trabajo dedicaba una
hora a la lectura o a la escritura, para luego sentarse a la ceremoniosa mesa
frente a su hijo, a la espera alegre de la cena que preparaba la señora
Herminia. Sus ojos eran cansados, tristes y dulces y no reprimían nada del amor
por su hijo. Eran también ojos hermosos y verdaderos, en los que se veía
también un fondo inteligente. Lo miraba con dulzura y le preguntaba con
paciencia, para que su hijo hablara y le
decía regularmente que lo amaba, a lo que Ricardo a veces contestaba “yo
también mama te amo, porque eres muy buena” pero otras veces no decía nada y
seguía hablando de cosas de niño, salteando ese tipo de intensidad.
En esos momentos que compartían, era la
infancia a veces una tarea difícil: todas la luces encendidas, la radio
sintonizada en alguna FM de música clásica, su madre sonriendo más de lo que
una persona normalmente lo hace, hablando de demasiadas cosas al mismo tiempo,
a un niño que necesita también de silencios para crecer y para entender. Sus
palabras eran extenuantes. “…Ricky que bien que has sacado un diez en lengua…recuerda
este domingo verás a tu primo, se muere de ganas de verte…¿no te alegra?, el te
quiere tanto…ah cierto ya me dijiste ayer que lo querías…¿Hijo estas un poco
triste?...no, no se cosas de madre…que quieres que leamos de noche, o prefieres
ir a la heladería…podríamos hacer las dos cosas…¡Compré un edición ilustrada de
Viaje al centro de la tierra!….Preparé
flan con dulce…”
La lucha contra la tristeza y los
silencios amenazantes eran una tarea permanente. Ese comedor rodeado de cuadros
de óleos y acrílicos impresionistas y abstractos, ayudados por las luces dirigidas
hacia ellos, resaltaban el talento de
cada obra, con esas paredes de
empapelados protectores que recibían el claroscuro de lámparas de pie
clásicas y algunas más sofisticadas, hacían del lugar algo hermoso pero también
triste, porque el dolor encuentra todas las grietas que las personas intentan
salvar, porque la tristeza tiene vida propia y en su peso puede de a ratos
aplastar al alma si no se expresa. No había forma que no fueran tiempos
difíciles…su padre faltaba todo el tiempo y esas sonrisas demacrada como la de
los payasos en tiempos de guerra y de hambre, quizás sirvieron al menos para
que esa oscuridad dolorosa no descienda
a alguna forma de parálisis. Y si bien, esa propulsión por vivir, permitió que
Ricardo continúe por su senda de ser y de buscar, de ser una niño curioso de
silencios intensos, y mantenerse dentro del mundo infantil y de sus juegos
concentrados, en la colorida metáfora en que se desarrolla todo el tiempo la
infancia, aún así más de una vez lo
embargó el tenaz resentimiento infantil que crecía con el silencio y las
inevitable injusticias, pero se diluía
cuando captaba en los ojos de su madre un maquillaje mezclado y húmedo que había
descendido por su hermoso rostro, en una lagrima colorida, para frenarse en sus
pómulos y dejar su boca limpia para una sonrisa necesaria, descubriendo que su
madre había guardado algunas de sus lagrimas, para salir, en cada una de las
veces, lo mejor que podía al gran escenario de la maternidad. En esos momentos
era cuando más la quería.
martes, 16 de julio de 2013
Después infierno. Poesia.
Después infierno.
Puede que el fuego de infierno,
sea la metáfora de aquellas partículas de egoísmo,
el de todo pecador.
El de todo hombre…
Allí, siendo el fantasma en que el mito
católico lo convirtió,
ya no es más culpa.
Es un hombre en perpetua persecución…
Todos giran en centros… y
Qué opinaran de los fantasmas
de los ángeles
saben que siempre hay alguien bueno,
más afligido
consagrado a las letras, agonizando desde joven…
refugiado, necesariamente protegido,
que solo peco en sus recortados pensamientos.
No todos pueden vivir sin dios.
Como su madre en el celeste del cielo
Rezando por su hijo tirado allí en la cruel
hoguera…
¿debiera un hombre ser mejor que su historia?
Y que lo otros ignorantes y crédulos aplaudan
su hipocresía
Un sencillo acto de justicia y de temor,
un ejercicio que pulverizo su sector más
humano,
un hombre que flota en la calma del cielo sin
miedos
pero dudoso también de su pasado,
quizás ni al santo le sirva la redención,
ni al pecador el castigo eterno…
para eso puede que sirva el final definitivo,
la oscuridad emparejadora…
Un hombre en lo que puede ser un final anticipado de su vida: prematuro pero resignado. Dioses negros.
Esa
mañana realizó varios llamados, seguramente influenciado por los llamados en los que ese hombre desgraciado emitiera algo parecido
a una risa humana pero áspera y flemática. Los llamados eran desde lugares
cercanos según constataba en la pantalla del teléfono, pero Roberto ya no
pensaba demasiado y no le prestaba atención a los detalles…
Llamó
a Irene que lo atendió con una alegría extrovertida y le explicó algo tímida
que había comenzado su tratamiento de quimioterapia y que no se le había caído tanto
el pelo. El la felicito y no sabía que más decirle, en ese silencio ella lo
invitó a comer pero dentro de unos días porque “quería estar presentable”. Fue
ahí cuando la metálica puntada de la realidad ingresó a su organismo para
revolverlo…. la imposibilidad de seguir, justo cuando comenzaba a aceptar la
vida tal como era y disfrutaba hasta de
sus imperfecciones, pero sin embargo… podría no haber más tiempo. Le dijo que
sí, que pronto la visitaría, pero nunca era seguro lo que de acá en adelante
pudiera prometer. Por la tarde convenció a Eugenia de poner algunos papeles en
orden para dejarla a resguardo.
-pero,
no hace falta- le dijo ella sin entender la propuesta
-Siempre
es mejor así- tenía muy decidido no explicar más de la cuenta.
-Y tu
hijo… le corresponde a él…
-Sí…
hay para todos…además no creo que lo mío le sirva tanto. El quiere luchar.
Necesita luchar… de todos modos quedara cubierto…
-bueno…
pero que no te vaya a pasar nada… que haría sin mi Roberto- toda su
personalidad se expresó en ese comentario pero fue tan real que a Roberto le
dieron ganas de abrazarla, pero solo estiró su mano y la apretó fuerte.
Más tarde hicieron el amor y
todo fue muy suave porque su espíritu estaba imbuido de resignación, de todas formas había tomado la
pastillita para que ella se sienta bien. Cuando la dejó en la casa de su madre
se felicitó de no decirle nada de sus temores. ¿Qué ganaría? No había optado
por salvarse…
lunes, 15 de julio de 2013
2:05 ¿Por qué nos dicen que disfrutemos? breve párrafo de la novela El escritor y la mujer francesa....
2:05
¿Por qué nos dicen que disfrutemos?
Fueron
tres horas de alegría hasta que la realidad se impuso que con todo su rigor, esa
de la que solo pueden escapar los muy sueltos de ideas y que viven
acostumbrándose a una libertad que los
hace radiantes mientras su alma se oscurece de indignidad. La búsqueda de
fruición a cualquier precio, el indómito placer. Es la pócima del depredador
que llena de saliva sus más bajos instintos, para que sea lo que sea. Es el
argumento de la mueca sin palabras, porque nunca justifican, sonríen estúpida y
criminalmente, en el terreno de los
escépticos, cuando descienden en ese espiral vertiginoso con la piel de quién
se lleven por delante, a la vida de las tinieblas y de los placeres furtivos, porque decidieron que la moral y la educación
no les sirvieron para nada…es, al fin de cuentas el resentimiento alegre. Hace tan mal vivir poco como hacerlo
demasiado. Uno es el desperdicio y el otro la imprudencia, la voracidad
egoísta. Yo no viví una gran vida pero
siempre veía en el espejo a un ser, observaba mi nariz rojiza e hinchada, mi incipiente
papada, mis ojos calmos y tristes, tanteaba mi erección dubitativa pero… ese
era yo. ¿Pero porque estoy escribiendo todo esto? Creo que conozco… lo que
explica de mí – o de mi historia de
amor- este furioso párrafo. Habla sobre
Jacqueline. Sobre mí y Jacqueline. Creo que es una dura réplica contra mí. Me
falta esa feroz ceguera para instalarme en el territorio, el lugar que se
pretende, el lugar de los placeres y de la conquista, nunca conseguí que los
pensamientos se deslicen para ser rápido acción, para poner soberbiamente mi cara ahí, olfateando y agazapado para preparar la tenaz mordedura. Aunque
conociendo los acontecimientos completos… no, no fue nada sencillo.
domingo, 14 de julio de 2013
Te espero....
Pueden visitar el blog y adherirse a él, y volcar en el sus emociones, sensaciones, afectos, bueno mucho... tambien sus escritos personales y sus opiniones sobre todo lo que hace a a la literatura y la vida... Los espero. Saludos y mis cariños.....
Gabriel Dancygier
Gabriel Dancygier
Madre sola ( poesía )
Tiene vida en su vientre,
y no da la seguridad que norlmalmente ofrece,
toda mujer crece en su sana vanidad,
cuando consigue el inmenso poder
de permitir la vida,
dirigirla...
pero ella no es feliz,
su campañero no quiere a su futuro hijo,
Conjura imagenes hermosas,
de lo que podria haber sido,
de lo que no será,
entra cólera y se arroja a las épocas sencillas,
en un infancia solo se requieren,
uno o dos adultos,
ahora es ella sola,
oculta la verdad
pero ella salta a la vista
y explota o se derrumba,
no... no se llamara el hijo del amor...
él esta muy lejos,
apenas sabe que idefectiblemente será padre,
tendrá la vocacion de su espiritu y
de sus circunstancias,
no se... si es un desgraciado,
pero se ocasiona una desgracia,
otra vez una mujer sola con su hijo...
¿Escuchara el llamado de los dioses fuerte?
El anhelo y la potencia del acto más necesario de la humanidad,
dará a luz,
y algo cambiara... creo que para bien...
tiene un niño en su vientre...
se llama...
No... no quiere decirlo...
y no da la seguridad que norlmalmente ofrece,
toda mujer crece en su sana vanidad,
cuando consigue el inmenso poder
de permitir la vida,
dirigirla...
pero ella no es feliz,
su campañero no quiere a su futuro hijo,
Conjura imagenes hermosas,
de lo que podria haber sido,
de lo que no será,
entra cólera y se arroja a las épocas sencillas,
en un infancia solo se requieren,
uno o dos adultos,
ahora es ella sola,
oculta la verdad
pero ella salta a la vista
y explota o se derrumba,
no... no se llamara el hijo del amor...
él esta muy lejos,
apenas sabe que idefectiblemente será padre,
tendrá la vocacion de su espiritu y
de sus circunstancias,
no se... si es un desgraciado,
pero se ocasiona una desgracia,
otra vez una mujer sola con su hijo...
¿Escuchara el llamado de los dioses fuerte?
El anhelo y la potencia del acto más necesario de la humanidad,
dará a luz,
y algo cambiara... creo que para bien...
tiene un niño en su vientre...
se llama...
No... no quiere decirlo...
Un hombre no puede hablar con su fría mujer... párrafo de El escritor y la mujer francesa.
Medianoche.
sábado, 13 de julio de 2013
Recomendaciones de libros:
Mr Gwin. Baricco.
Liminov: Carrere.
La mujer rota: Beauvoir.
Niebla: Unamuno.
Me voy: Echenoz.
El mapa y el territorio: Houellebecq
Mentiras de verano: Schlink (cuentos)
De vidas ajenas: Carrere.
Liminov: Carrere.
La mujer rota: Beauvoir.
Niebla: Unamuno.
Me voy: Echenoz.
El mapa y el territorio: Houellebecq
Mentiras de verano: Schlink (cuentos)
De vidas ajenas: Carrere.
Un sueño poético y triste: la verdad deformada de un hombre. La mujer del prójimo. Pequeño pasaje...
Su cuerpo corría por el césped con un
vértigo que no presagiaba nada bueno, un intenso miedo lo llevó a otro
escenario en el que los árboles tenebrosos lo acorralaban con el silencioso
sonido de su follaje frondoso y creciente. Muy pronto se abrió entre ellos un
escenario distinto, una belleza excesiva con un lago rodeado de montañas que crecían con sus puntas
hacia un cielo violeta. El paisaje era conceptual, no existen esas formas en la
naturaleza, pero si algo se observa por un tiempo suficiente comienza a ser real, además se movía hermosamente,
pero era también que en esos colores había algo triste y nostálgico, era un
lugar que se había tragado al tiempo, al mejor tiempo, y dolía. El no estaba
solo, sin embargo no veía a nadie a su alrededor ¿Dónde estaría la mujer que lo
acompañaba? Su cuerpo se llenó de un vértigo horroroso cuando se vio intentando
sujetar la mano de esa mujer que lo acompañaba, los dedos femeninos –fue lo
único que vio de ella- se atenazaban a la última piedra en el que comenzaba un
precipicio, aunque de pronto se tranquilizó cuando se focalizó en el fondo, una
laguna rosa, y un sol dorado desprendían una suerte de música irlandesa. Miro
al costado y sabía que lo encontraría, era el payaso, ya no estaba enojado pero
su sonrisa era peor aún, por eso se tapó los ojos y miró para otro lado y se
olvido de la mano, de la mujer, y miraba en una habitación a su madre joven que
se balanceaba sobre una mecedora y cantaba una canción de cuna sin siquiera
mirarlo…
Se despertó sobresaltado y encontró la
realidad de su habitación, más quieta y tranquilizadora que los sueños, porque
nadie puede salvarse con su cabeza fuera de control. Sí se trata de una
pesadilla todo es susto y vértigo y si por el contrario, la escena onírica consta
de imágenes y situaciones lindas, pronto cierto tinte nostálgico las bañara de
una tristeza rara porque el anhelo también duele; como casi siempre sucede, nunca
un sueño mejora.
Capitulo 1 del ensayo Amor no tan líquido... La necesidad universal de amar.
La
necesidad de amar.
Entre
las conversaciones de las personas, sus sentimientos y la manera de expresarse
se percibe una clara decepción para sus aspiraciones románticas. Este nuevo
escepticismo toma un cuerpo preocupante en los últimos diez años o quizás algo
más. Definitivamente las personas sienten a sus vínculos más inestables en los
comienzos, en los intermedios y en la madurez de las relaciones de pareja.
Según las mismas personas –a veces decepcionadas- y los ensayos filosóficos, se concibe como
responsable al ser humano –mancillándolo- de esta nueva circunstancia,
calificándolo de egoísta, centrado en sí mismo, con menos
predisposición para el esfuerzo y para afrontar las necesarias crisis y
dificultades de todas las cosas y también las del amor. Se entiende que son las
personas quiénes prefieren ese desperdicio con tal de no asumir
responsabilidades.
Los momentos, la construcción emocional del alma....
un breve y crepuscular momento... alli donde la bohemía esconde las faltas inevitables de la identidad o de la alegría, en fin la paz y la reflexion hacen al mundo a nuesta manera, o al menos muestra lo conveniente... y se reposa en la ideas y hasta en lo imposible. Más de la mitad de nuestra alegrias son fantasias y así seguimos con una sonrisa que es el efecto de todo lo que sucedió bueno en los tiempos en que el sol daba alegria extendiendo los pasos de nuestra jeventud interminable y la lluvia... intimidad o reecuentro con ese ser que es uno.... y mil reproches de voces que no vienen de ningun lado y de todos. Creo que son la verdades de la mente y las mentiras del corazón las que hacen la vida vivible... allí todo puede ser ligeramente emocionante....
jueves, 11 de julio de 2013
Vejez... Poesía.
Casi no camino,
me siento a contemplar el mundo
pero pocas veces me da placer...
el tiempo de ayer o de nunca... (ya queda tan lejos)
es tan intemporal como triste,
el recuerdo fulgurante de mi madre con sus abrazos.
la boca agil de mi padre
al que solo mi inimitable hermano interrumpia con una sapiencia
que aun siento a pesar de su muerte,
el amor de treinta años o más,
no deja de dolerme con sus inmensos olores de ausencias,
la mujer elegida tampoco está...
es la vejez...
aquella que imagine como el remanso de un banco de plaza,
y árboles de otoño cálido,
con hojas amarillentas que alegran el piso de la plaza
al caer entre los cortos diálogos de los ancianos,
frente a la inocente y vigoroza
mirada de mi juventud,
hoy no es un día facil,
ayer tampoco lo fue...
es la vejez que me acorrala con recuerdo hermosos
que me atrapan
y yo los atrapo...
ellos son el color triste y material,
antes de la oscuridad definitiva,
tengo miedo
y no se bien a que...
o a todo.
Gabriel Dancygier
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