me siento a contemplar el mundo
pero pocas veces me da placer...
el tiempo de ayer o de nunca... (ya queda tan lejos)
es tan intemporal como triste,
el recuerdo fulgurante de mi madre con sus abrazos.
la boca agil de mi padre
al que solo mi inimitable hermano interrumpia con una sapiencia
que aun siento a pesar de su muerte,
el amor de treinta años o más,
no deja de dolerme con sus inmensos olores de ausencias,
la mujer elegida tampoco está...
es la vejez...
aquella que imagine como el remanso de un banco de plaza,
y árboles de otoño cálido,
con hojas amarillentas que alegran el piso de la plaza
al caer entre los cortos diálogos de los ancianos,
frente a la inocente y vigoroza
mirada de mi juventud,
hoy no es un día facil,
ayer tampoco lo fue...
es la vejez que me acorrala con recuerdo hermosos
que me atrapan
y yo los atrapo...
ellos son el color triste y material,
antes de la oscuridad definitiva,
tengo miedo
y no se bien a que...
o a todo.
Gabriel Dancygier
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