martes, 16 de julio de 2013

Después infierno. Poesia.


Después  infierno.

Puede que el fuego de infierno,
sea la metáfora de aquellas partículas de egoísmo,
el de todo pecador.
El de todo hombre…
Allí, siendo el fantasma en que el mito católico lo convirtió,
ya no es más culpa.
Es un hombre en perpetua persecución…
Todos giran en centros… y
Qué opinaran de los fantasmas
de los ángeles
saben que siempre hay alguien bueno,
más afligido
consagrado a  las letras, agonizando desde joven…
refugiado, necesariamente protegido,  
que solo peco en sus recortados pensamientos.
No todos pueden vivir sin dios.
Como su madre  en el celeste del cielo
Rezando por su hijo tirado allí en la cruel hoguera…
¿debiera un hombre ser mejor que su historia?
Y que lo otros ignorantes y crédulos aplaudan su hipocresía
Un sencillo acto de justicia y de temor,
un ejercicio que pulverizo su sector más humano,
un hombre que flota en la calma del cielo sin miedos
pero dudoso también de su pasado,
quizás ni al santo le sirva la redención,
ni al pecador el castigo eterno…
para eso puede que sirva el final definitivo,
la oscuridad emparejadora… 

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